Idolo de Peña Tú

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Datos básicos

Clasificación: Patrimonio cultural

Clase: Patrimonio civil

Tipo: Arqueología

Comunidad autónoma: Principado de Asturias

Provincia: Asturias

Municipio: Llanes

Parroquia: Vidiago

Entidad: Puertas

Comarca: Comarca del Oriente de Asturias

Zona: Oriente de Asturias

Situación: Costa de Asturias

Código postal: 33597

Cómo llegar: Idolo de Peña Tú

Dirección digital: 8CMQ98V6+85

 

Idolo de Peña Tú

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Descripción:

El profesor asturiano MIGUEL ÁNGEL DE BLAS CORTINA (El Entrego, 1949), experto prehistoriador, director de un buen número de campañas arqueológicas, además de cofundador de la prestigiosa revista cultural Ástura, es el autor del texto de Peña Tú. Guía para su visita (Oviedo, 1998), un folleto de la Dirección Regional de Cultura —dependiente de la Consejería de Cultura del Principado de Asturias. Por su gran interés, se transcribe a continuación.

PEÑA TÚ Y SU ARTE RUPESTRE: UNA PERVIVENCIA SINGULAR DE LA PREHISTORIA RECIENTE

«Un documento singular de 1712 sobre la delimitación y deslindes del lugar de Puertas de Vidiago, en Llanes, alude como destacada en el paisaje a una roca, llamada indistintamente Piedra-atuna o Piedra-Tú. Dos siglos más tarde, era conocido el lugar como Peña Tú, piedra en la que se hallaba el dibujo al que los lugareños denominaban la «Cabeza del gentil». Tan extraños nombres y las leyendas sobre la peña, y sobre los tesoros fabulosos ocultos en sus inmediaciones, animaron su investigación arqueológica en 1914. Desde entonces se conoce a Peña Tú como un importante lugar prehistórico, dominado por la imagen abstracta de un individuo: el supuesto ídolo que pronto dio nombre popular a la roca y a su arte.

Peña Tú es el espolón roqueño que, bien visible y solitario, concluye por el oeste el tramo superior de la Sierra Plana de la Borbolla. Desde la roca descienden las laderas en fuerte pendiente hacia el valle del río Purón y la rasa costera. Sin obstáculos que la enmascaren, se yergue con un vasto control visual sobre un amplio sector del litoral llanisco al norte, y sobre la elevada Sierra de Cuera al sur. Hubo, pues, la elección inteligente de un enclave destacado para convertirlo, probablemente, en el lugar conmemorativo, tal vez la tumba, de un personaje notable de hace unos 4.000 años.

El costado de la roca orientado a levante acoge en su base un abrigo cuya visera viene protegiendo, a lo largo de los siglos, varias manifestaciones de arte rupestre prehistórico. Consisten las más numerosas en figuritas muy esquemáticas representando seres humanos, uno de ellos con un gran bastón en su mano derecha, además de concentraciones de puntos y algunas figuras más, hoy ininteligibles, entre las que acaso se cuente la representación de un animal cuadrúpedo. Todas están pintadas en rojo, en ocasiones ya tan desvaídas que se observan con dificultad.

La modestia de las pinturas señaladas contrasta con lo que hace de Peña Tú un monumento extraordinario: el conjunto del llamado ídolo y de su arma, destacado en el extremo derecho de la pared.

El «ídolo», de 1,10 m de alto, es la representación muy geometrizada de un ser antropomorfo; tal vez la idealización de una persona envuelta en un elaborado ropaje, cubierta la cabeza como un amplio tocado al que remata una sucesión de flecos o penacho. El dibujo general es sumamente abstracto, de cuerpo esteliforme y ropaje y tocado señalados mediante una combinación sumaria de rectas, trazos cortos y algún zigzag. De la anatomía sólo se anotan dos circulitos y un trazo vertical: los ojos y la nariz de un rostro enigmático; mientras que, en el extremo inferior, varias líneas cortas (los dedos) apuntan la presencia del pie izquierdo, desnudo.

La fuerza gráfica del dibujo se desprende no sólo de la relativa buena conservación de la pintura roja, sino, básicamente, del grabado de trazo profundo y ancho con que fue ejecutada buena parte de la figura. Inmediatamente a la izquierda del personaje, otro motivo, también grabado y con algún elemento de color, representa un arma: razonablemente, la espada alusiva a la masculinidad del individuo y a su dignidad de guerrero o de jefe.

La tentación de ver en estas dos llamativas representaciones la imagen del cadáver envuelto en sus ropajes fúnebres y acompañado por la espada como ofrenda mortuoria no es caprichosa. Se sabe ya desde los años veinte que Peña Tú es en realidad, el momento último, conocido, del uso de la Sierra Plana de la Borbolla como un extenso cementerio prehistórico.

En efecto, pocos años después del descubrimiento de la roca decorada, fueron siendo paulatinamente reconocidas diferentes arquitecturas prehistóricas en las llanadas superiores de la Sierra: más de medio centenar de túmulos, algunos con cámaras funerarias en su interior, construidas con lastras de piedra (lo que se suele llamar cofres dolménicos), cuyo origen tal vez se remonte hasta más allá del 3000 antes de Cristo, edificándose parte de esas grandes tumbas a lo largo del III milenio.

No fue, de acuerdo con lo señalado, una mera casualidad la elección de nuestra roca por las gentes de los tiempos tempranos de las edades metálicas. En realidad, la Sierra de la Borbolla vendría cumpliendo su función de espacio sacralizado a lo largo de más de 1.000 años, convertida la estratégica elevación en el centro espiritual de las poblaciones neolíticas de la costa oriental de Asturias.

El que Peña Tú se asiente en la misma montaña que los más antiguos túmulos neolíticos, y su probable sentido igualmente funerario, no indican una simple relación de continuidad entre una y otra manifestaciones arqueológicas. Peña Tú es a la vez la permanencia del carácter sacral del lugar, y la novedad de una distinta disposición de los individuos ante la muerte. Si en túmulos y dólmenes la personalidad de los muertos se nos ofrece anónima (aunque tal vez en ocasiones sólo fueron enterradas en ellos personas importantes), en la roca de Peña Tú el muerto aparece destacado, distinguido del grupo, exaltado en su individualidad. Es probable entonces que en la roca grabada y pintada no sólo se refleje el cambio en el ritual fúnebre, sino también en las relaciones sociales y en la propia estructura y organización de las poblaciones prehistóricas.

Así pues, la covacha de Peña Tú, en la que tal vez sirvió de tumba una cavidad abierta en la roca al pie de las figuras, parece recordarse la dignidad de algún notable muerto, de acuerdo con la identificación arqueológica de la espada representada como un arma de cobre del primer cuarto del II milenio antes de Cristo, genéricamente en el tránsito de la Edad del Cobre a la del Bronce. En aquella época, y desde fines del neolítico, comienzan a elevarse en diferentes regiones del centro y SO de Europa monumentos conmemorativos de la existencia de hombres importantes; jefes o guerreros valerosos, tal vez en más de un caso también enriquecidos por el control y comercio de determinados recursos económicos (cobre, oro, sal, cereales...). Es el ambiente histórico de las llamadas protojefaturas, en el que esos personajes refuerzan su status personal de poder y prestigio con la exhibición de objetos valiosos (joyas de oro, espadas y puñales de cobre, etc.) y erigiendo estelas de piedra con su imagen idealizada.

Es seguramente un reflejo de esa novedad histórica el perceptible en Peña Tú, reforzada hoy su interpretación por otros descubrimientos más recientes; entre tales, las estelas erguidas en la Collada de Sejos, Polaciones (Cantabria), dan solidez a los argumentos expuestos: lugar dominante en un paisaje elevado, de tránsito entre una y otra vertiente de la Cordillera Cantábrica, ídolos y armas grabados en las estelas, y éstas, a su vez, asociadas a túmulos y a otras construcciones prehistóricas de probable finalidad sepulcral. La figura rupestre igualmente cántabra del Hoyo de la Gándara, en San Sebastián del Garabandal, y la estela con antropomorfo, puñal y alabarda grabados en Tabuyo del Monte, conservada en el Museo de San Marcos, en León, enriquecen en la actualidad el repertorio de esta vieja iconografía, superviviente de un universo extinguido hace más de tres mil quinientos años.

Pese a los milenios transcurridos, el misterio de Peña Tú, el arcano prestigio del lugar ajeno al universo mental introducido por la generalización del cristianismo, mantuvo una cierta, remota, vitalidad. Sobre las figuras prehistóricas, sobre las paredes alteradas del abrigo, se observan las cruces grabadas en los últimos siglos. Son el testimonio de conjuros cristianos contra el valor simbólico, pagano, de las pinturas y grabados prehistóricos, perdida ya su carga ideológica original, aunque no su memoria, aún latente hasta tiempos recientes» (Miguel Á. de Blas Cortina).

HORARIOS

  • Miércoles a Domingo:10.00-17.00 h.

TARIFAS

  • Visita libre

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